“Esperant Mr. Bojangles” supuso una afortunada experiencia literaria de Olivier Bourdeaut al punto de un lugar de privilegio en la lista de libros más vendidos en Francia. Semejante éxito la catapultó al cine e incluso al cómic y finalmente hizo posible su conversión en obra de teatro por obra y gracia de Victoria Berger-Perrín. Paco Mir la ha traducido al catalán en una versión con la mínima licencia de haber cambiado de sexo a uno de los tres protagonistas: el hijo del matrimonio, que en este caso es hija, posiblemente para hacer posible que el personaje pueda estar a cargo de Silvia Abril.
Mir califica esta obra como una “dramedia”, un neologismo que induce a pensar en un género híbrido a caballo entre la comedia y el drama, aunque nos tememos que tiene mucho más de lo primero que de lo segundo porque se trata de un texto desmelenado en el que los tres personajes celebran una ceremonia de la confusión ciertamente alegre y más o menos divertida, que invita desde luego al lucimiento actoral, pero que contiene muchos elementos propios del surrealismo. Hay, pues, un curioso sentido del humor teñido de melancolía y bañado de frivolidad que esconde rezagos de emoción, acaso un tanto escondidos, pero no por ello menos perceptibles. Los tres personajes son atípicos y difícilmente identificables. Así un padre inquieto que huye de la monotonía, una mujer, rebautizada constantemente por el marido, que escapa de la rutina y que ama la fiesta y una hija que es el engarce entre estos seres imprevisibles y excéntricos cuya peripecia recuerda en una sucesión de escenarios distantes y distintos.
No es difícil colegir que resulte una obra inclasificable, lo que no quiere decir que carezca de interés y que sea muy capaz de entretener y hasta de suscitar cierta ternura en el espíritu y el ánimo de los espectadores.