Un detalle del cartel

Presencia del Ballet Nacional de España en la LaFACT de Terrassa

El Ballet Nacional de España regresó a la ciudad del Vallès Occidental para presentar en la 41 temporada de danza su espectáculo “Generaciones” dirigido por Rubén Olmo

La temporada de danza que desde hace 41 años viene desarrollándose exitosamente en Terrassa y que ofrece un amplio caleidoscopio de estilos y formaciones coreográficas, incorpora con habitualidad en su programación a ciertas formaciones de tal forma que el público egarense puede estar permanentemente al día de sus nuevos espectáculos.

Tal es el caso del Ballet Nacional de España, que acude a LaFACT de Terrassa con notable frecuencia y acaba de regresar a Terrassa para presentar “Generaciones”, un espectáculo que ha dirigido Rubén Olmo y que, a lo largo de noventa minutos de duración ofrece un impecable abanico flamenco.

El grueso de la programación está constituido por una pieza inicial esencialmente coral, Ritmos, sobre coreografía de Alberto Lorca, que resultó una excelente introducción al buen hacer de la compañía. Algo que quedó sobresalientemente acreditado en Estampas flamencas, la parte principal de programa, una selección de palos.

Dos de ellos invitan al lucimiento de los bailaores: el martinete y la seguiriya, mientras que el zorongo permite el de las solistas femeninas (Noelia Ruiz en la primera función e Inmaculada Salomón en la segunda).

Sigue luego la actuación espectacular del propio director, Rubén Olmo, con un taranto que constituye una magistral lección de zapateado.

Y todo ello culmina con unos brillantes caracoles, en los que la bailaoras lucen con donaire e impecable dominio el difícil movimiento de las batas de cola.

No recuerdo ahora mismo cuál fue la pieza en el que un grupo de bailaoras ejecutaron su baile con el acompañamiento de castañuelas, demostrando el dominio conjunto del movimiento con el del instrumento musical.

Todo ello se completó con una pieza individual que en una función fue una “Pastorela” de Antonio Ruiz sobre música de Blasco Nebra, bailada por Inmaculada Salomón y en la otra la “Jacaranda”, sobre música de Ginastera, con coreografía de Olmo, que interpretó Débora Martínez. Sería injusto no mencionar la colaboración de cantaores y cantaoras, cuya voz bronca, expresiva, salida del fondo del alma, acompañó las danzas, así como la de los músicos (pianista, guitarrista y percusionista)  

Aunque el público egarense suele ser muy fiel a todas las propuestas de la temporada de danza de su ciudad, hay que decir que en el caso de las actuaciones del Ballet Nacional de España su afección resulta a todas luces incondicional.

La sala del Centro Cultural estuvo en la función de tarde abarrotada hasta la bandera y los espectadores no ahorraron aplausos tras cada una de la piezas y más aún al final de la función de tal modo que Olmo tuvo que pronunciar unas palabras de agradecimiento y expresar el reconocimiento de la compañía con un breve, pero expresivo y rutilante fin de fiesta final.