Una biblioteca con el último libro de Gabriel García Márquez

'En agosto nos vemos', la última y polémica novela de García Márquez

Aparece la última novela corta que escribió el premio Nobel colombiano con la polémica generada a causa de la voluntad que parece manifestó el autor antes de su muerte de que fuese destruida

La publicación del último texto narrativo escrito por Gabriel García Marqués ha suscitado una notable polémica por cuanto parece que su autor dispuso antes de su fallecimiento que el original fuere destruido. No ha sido así y sus hijos y herederos han acabado facilitando la edición en una decisión que no deja de ser digna de agradecer porque “En agosto nos vemos” (Random House Mondadori), que tal es su título, acredita de nuevo las capacidades literarias del autor.

Se trata de una novela corta o acaso un cuento largo, en el que García Márquez describe cómo Ana Magdalena Bach, una mujer de mediana edad felizmente casada y con hijos, vinculada familiarmente al mundo de la música clásica profesional, rinde un homenaje anual a su madre en forma de visita al cementerio en que fue inhumada, situado en una isla algo alejada del continente y, por tanto, de su residencia habitual. El ritual establecido para dicho tributo funerario implica el depósito en la tumba de su progenitora de un ramo de gladiolos. Tal excursión veraniega da pie, a partir de un determinado momento, al surgimiento, oportuno pero accidental, de una serie de relaciones con otros hombres que despiertan en ella el deseo erótico, atemperado después de años de satisfactoria convivencia marital, lo que le induce al disfrute de nuevas sensaciones y le despierta el interés por otras parejas que resultan a la postre inaccesibles. Todo ello le hace preguntarse cosas sobre las que nunca se había interrogado: por una parte, la fidelidad de su propio marido; por otra, la razón por la que su madre fuese a parar a una isla tan alejada de su propio mundo.

La habilidad con la que García Márquez describe este itinerario vital, originariamente poco o nada conflictivo, pero que encuentra un punto de desasosiego en estos encuentros anuales -otro mucho menos inquietante es el producido por la extraña decisión de la hija de profesar en religión pese a su carácter desinhibido y mundano- acredita la habilidad de García Márquez en la descripción de caracteres, en este caso femeninos, y de hacer de una nadería argumental un texto de lectura sumamente grata aunque con un final abierto, prácticamente inacabado.

El breve texto se complementa con una nota del editor en la que relata la peripecia sufrida por el manuscrito hasta que se hizo viable su publicación, así como algunas páginas del texto con las correcciones que hizo en vida su autor.