Fotomontaje de la obra de Assange en el Teatro Gaudí en un teatro

'Assange, el poder de la información', un alegato en favor de la libertad de expresión

La peripecia sufrida por el australiano Julián Assange a consecuencia de haber divulgado informaciones secretas o confidenciales que comprometen a diversos gobiernos ha suscitado numerosas campañas de apoyo y ha dado lugar a un montaje teatral que se presenta en el Teatro Gaudí

El poder de la información digital es inmenso, casi infinito, del mismo modo que la vulnerabilidad de un sistema informático que, pese a la utilización de toda suerte de claves y herramientas, ha demostrado hasta la sociedad que no puede ser protegido del acecho de miradas extrañas y de manipulaciones interesadas. Las violaciones de tales secretos son noticia que nos llega con habitual reiteración y que ha dado paso a situaciones excepcionales. Tal ha sido el caso de la protagonizada por WikiLeaks, portal creado por el australiano Julian Assange que desde 2006 se ha dedicado a publicar más de diez millones de documentos clasificados proporcionados por fuentes anónimas con los que se han dado a conocer graves violaciones de los derechos humanos y de las libertades civiles, así como casos de corrupción, cometidos por diversos gobiernos, en particular, por Estados Unidos en Irak, pero también por Arabia Saudita, Turquía o Kenia. El posicionamiento a favor de esta tarea ha supuesto una toma de postura en favor de la defensa del principio de libertad de información cuyo ejercicio se ha visto seriamente amenazado por la artera utilización de las nuevas tecnologías.

El pasado febrero Barcelona fue testigo de una manifestación en favor de la libertad de Assange que, privado del asilo que recibió durante varios años en el consulado de Ecuador en Londres, ha sido detenido por la autoridad británica y está pendiente de extradición a Estados Unidos; y la ciudad condal ahora acoge un montaje teatral sobre la peripecia sufrida por tan emblemático personaje. Es obra de Víctor Manuel Díaz Conejo y Virginia Fernández Ruiz, se titula “Assange, el poder de la información” y se presenta, en una adaptación de Joan Frank Charansonnet, en el Teatro Gaudí bajo la dirección de Mireia Ros.

El propio Charansonnet encarna la figura del protagonista, por cierto, con una similitud física extraordinaria y con una interpretación magistral, puesto que, ubicada la acción dramática durante la larga reclusión en el edificio diplomático, debe asumir sucesivos y cambiantes estados de ánimo según van llegando buenas o malas noticias al personaje. Entre las primeras, la concesión del asilo o la renuncia de los tribunales suecos a procesarle por un supuesto caso de abusos sexuales y entre las segundas, la cancelación de dicho asilo y la subsiguiente entrega a la policía londinense, con la anulación de la nacionalidad ecuatoriana que le había otorgado el gobierno el presidente Correa.

La estancia de Assange se desarrolla en compañía de otros dos personajes, un funcionario ecuatoriano de la residencia diplomática con el que establece una amistosa complicidad, papel que desempeña Eduard Alejandre y su abogada Stella Morris, de la que se enamora, que encarna Elena Codó, ambos perfectamente identificados en sus respectivos roles y que contribuyen eficazmente a crear el necesario ambiente dramático, que no excluye momentos de mayor distensión.

“Assange, el poder de la información” no es por consiguiente un texto dramático banal, sino claramente combativo, que no se limita a reivindicar la figura del periodista, sino que por encima de todo se propone defender el derecho a la libertad de información, tan peligrosamente amenazado en nuestros días por numerosos gobiernos, pero también intereses espúreos de toda laya y por fuerzas, no por ocultas menos evidentes. Un mensaje que el público del Gaudí capta con toda claridad, lo que acredita la pertinencia de esta obra teatral.