Fotomontaje de un perro con un bocadillo de cómic donde pone 'love you'

¡Confirmado! Los perros pueden entender el significado de las palabras

Un estudio recogido por The Guardian confirma que nuestros compañeros caninos pueden captar más que simples órdenes, o al menos los elementos que les interesan

Los perros entienden lo que significan ciertas palabras, según investigadores que monitorearon la actividad cerebral de perros al ver pelotas, zapatillas, correas y otros objetos imprescindibles del mundo canino doméstico.

El hallazgo sugiere que el cerebro del perro puede ir más allá de interpretar órdenes como "sentarse" y "buscar": Llegan a captar la esencia de los sustantivos, o al menos aquellos que se refieren a elementos que les interesan a los animales, según recoge The Guardian.

“Creo que todos los perros tienen esa capacidad”, dijo Marianna Boros, quien ayudó a organizar los experimentos en la Universidad Eötvös Loránd en Hungría. "Esto cambia nuestra comprensión de la evolución del lenguaje y nuestro sentido de lo que es exclusivamente humano".

Los científicos han estado fascinados durante mucho tiempo por saber si los perros realmente pueden aprender el significado de las palabras y han acumulado algunas pruebas que respaldan la sus sospechas. Una encuesta realizada en 2022 observó que los dueños de perros creían que sus compañeros peludos reaccionaban a entre 15 y 215 palabras.

En 2011 se obtuvieron pruebas más directas de la destreza cognitiva canina cuando psicólogos de Carolina del Sur informaron que después de tres años de entrenamiento intensivo, un border collie llamado Chaser había aprendido los nombres de más de 1.000 objetos, incluidos 800 juguetes de tela, 116 pelotas y 26 frisbees.

Sin embargo, los estudios han dicho poco sobre lo que sucede en el cerebro canino cuando procesa palabras. Para profundizar en el misterio, Boros y sus colegas invitaron a 18 dueños de perros a llevar a sus mascotas al laboratorio junto con cinco objetos que los animales conocían bien. Estos incluían pelotas, zapatillas, frisbees, juguetes de goma, correas y otros artículos.

En el laboratorio, se pidió a los dueños que dijeran palabras para referirse a los objetos antes de mostrarle a su perro el objeto correcto o uno diferente. Por ejemplo, un propietario podría decir "Mira, aquí está la pelota", pero en su lugar levantaría un frisbee. Los experimentos se repitieron varias veces con objetos coincidentes y no coincidentes.

Durante las pruebas, los investigadores controlaron la actividad cerebral de los perros mediante electroencefalografía no invasiva o EEG. Los rastros revelaron diferentes patrones de actividad cuando los objetos coincidían o chocaban con las palabras que decía su dueño. La diferencia en los rastros fue más pronunciada en las palabras que los dueños creían que sus perros conocían mejor.

Se observaron fallos similares en las grabaciones de EEG cuando los humanos realizaron las pruebas y se interpretaron como personas que entendían una palabra lo suficientemente bien como para formar una representación mental que fue confirmada o confundida por el objeto que se les mostró posteriormente.

En un artículo publicado en Current Biology , los científicos dicen que los resultados "proporcionan la primera evidencia neuronal del conocimiento de palabras objeto en un animal no humano".

Boros enfatizó que no estaba afirmando que los perros entendieran las palabras tan bien como los humanos. Se necesitará más trabajo para comprender, por ejemplo, si los perros pueden generalizar de la misma manera que los humanos aprenden a hacerlo cuando son bebés, y comprender que la palabra "pelota" no tiene por qué referirse a una esfera esponjosa específica y muy masticada.

El estudio plantea la pregunta de por qué, si los perros entienden ciertos sustantivos, la mayoría no lo demuestra. Una posibilidad es que un perro sepa a qué se refiere una palabra pero no le moleste actuar en consecuencia. "A mi perro sólo le importa su pelota", dijo Boros. “Si le llevo otro juguete, no le importa en absoluto”.

La Dra. Holly Root-Gutteridge, investigadora postdoctoral de la Universidad de Lincoln que no participó en el estudio, calificó el trabajo de "fascinante".

"Es particularmente interesante porque creo que es poco probable que esto haya comenzado durante la domesticación, por lo que puede estar extendido entre los mamíferos", dijo. “Esto es muy emocionante en sí mismo, ya que arroja nueva luz sobre la evolución del lenguaje", concluyó.