Un detalle de la portada del libro

Letizia y yo: Jaime Peñafiel afirma que vale más por lo que calla que por lo que dice

El longevo periodista del corazón ha desatado un fenomenal escándalo al hacerse eco de las revelaciones de Jaime del Burgo, excuñado de la consorte real a quien, sin embargo, reconoce que las cualidades superan los defectos y que su matrimonio con el entonces príncipe fue fruto de “un gran amor”

“En Zarzuela ya no hay más voz que la de ella” dice, refiriéndose a la consorte real -le escatima la condición de reina- el longevo y hoy debatido periodista del corazón Jaime Peñafiel en su libro “Letizia y yo” (Almuzara), un libro cuya aparición ha provocado una verdadera conmoción al revelar una supuesta relación entre la antigua periodista, esposa hoy el jefe del Estado, y el empresario y excuñado de aquella (estuvo casado con su hermana Telma) Jaime del Burgo.

Mantiene el informador, con una autorización escrita del interfecto al presidente de la editorial que encabeza las páginas de este volumen, que su relación con Letizia Ortiz Rocasolano fue anterior a la habida con el entonces príncipe y que llegó al punto de que tuvo en su bolsillo un anillo de compromiso que llevó a cierta cena sin atreverse a entregarlo a la interesada.

En realidad Peñafiel, escándalo monumental aparte, lo que hace es un repaso inquisitivo e inmisericorde por la vida sentimental de Letizia Ortiz citando por su nombre, además de a su primer marido, Alfonso Guerrero -cuya discreción elogia- al director de prensa mejicano Miguel González, al cantante Fher Olivera, al periodista Jim Russo (de quien cuenta intimidades tales como la muy humillante de que no le dejaba utilizar a ella el servicio de su habitación) o al también informador David Tejera, de quien habría llegado embarazada al compromiso oficial que se anunció en El Pardo, lo que le obligó a una voluntaria interrupción, algo que habría hecho y no por primera vez.

Todo ello aderezando a la consorte real con numerosos adjetivos, no todos negativos ya que en algún momento dice que sus cualidades superan a los defectos. Como tampoco elude opinar sobre el monarca reinante, de quien dice que “es un hombre bueno sin esfuerzo, pero un pobre hombre”, pese a que reconoce que “a nadie le cabe la menor duda y al autor de este libro mucho menos, que lo de Felipe y Letizia fue un matrimonio por amor, un gran amor”.

Dicho todo lo cual, el resto de “Letizia y yo” es una recopilación de datos, anécdotas y situaciones ya conocidas desde el desarrollo de la ceremonia nupcial, el vestido de la novia, los modistas preferidos de Letizia -en primer lugar, Felipe Varela- o las normas dietéticas implantadas por la consorte real tanto en palacio como, durante la etapa escolar de sus hijas, en el colegio de Los Rosales.

También hay referencias a la reina emérita que “ha sufrido muchísimo, pero nunca ha exteriorizado sus penas conyugales” o las anteriores novias del entonces todavía príncipe, entre las que recuerda a Eva Sannum “una muchacha ingenua que sólo tenía dos defectos: ser extranjera y ser modelo de profesión de ropa interior”.

¿Es realmente cierto que Peñafiel calla más que lo que dice? A tenor del escándalo provocado, nos quedan dudas sobre la importancia de lo queda por callar. Como no sea comparar a la consorte real con Mesalina o Lucrecia Borgia…