Una biblioteca con el libro 'Diarios de Guerra' de Nora Krug

El relato de la invasión de Putin explicada por una ucraniana y un ruso

Nora Krug describe cómo viven la “operación militar especial” organizada por Putin una periodista ucraniana y un artista ruso crítico con el aventurerismo imperialista de su presidente

Lo que Putin calificó como “operación militar especial” y todo el mundo ha considerado sencilla y llanamente como una guerra de agresión contra Ucrania es vista desde diferentes perspectivas personales según el sujeto paciente esté a uno u otro lado de las trincheras. Porque sujetos pacientes son los protagonistas de “Diarios de la guerra” (Salamandra), relato de la escritora germano norteamericana Nora Krug sobre dicho conflicto en forma de cómic. Por una parte, una periodista ucraniana que, después de haber informado desde el Donbás, se ve obligada a huir de su país para alejar a su hijo del peligro y por otra, un artista ruso que, opositor a al aventurerismo imperialista de Putin, abandona su país para evitar ser enrolado en el ejército.

El diario está configurado de tal modo que la autora describe la vivencia de uno y otros testigos siguiendo el orden cronológico de las 52 semanas del primer año de la guerra. Y con el relato de su peripecia personal (la periodista ucraniana logra ser acogida en Dinamarca, mientras que el artista ruso, tras deambular por los países bálticos, se establece en Francia) van haciendo constar sus impresiones y su visión del enfrentamiento armado y de sus consecuencias.

Resulta interesante la percepción de cada cual sobre su propia identidad. “Las identidades de K. (ella) y D. (él) son tan complejas como la historia de Ucrania” dice Krug. Para la periodista ucraniana “yo tampoco me he considerado nunca rusa, aunque me crie en Rusia. Cuando tenía trece años nos mudamos a Ucrania porque mi madre volvió a casarse en Crimea. Fui a una escuela ucraniana y luego regresé a Rusia para estudiar en la universidad y empezar allí una carrera de periodista. Después de unos años en Rusia, volví a Ucrania. Cuando me dieron la ciudadanía ucraniana, entregué el pasaporte ruso”. Mientras que el artista ruso explica: “Yo tengo antepasados siberianos y judíos, nací en la Unión Soviética, pero me crie en Rusia. Estoy en contra de la guerra, así que a ojos del gobierno ruso soy un traidor. Pero a ojos de los extranjeros soy ruso, un ciudadano del país que ha iniciado la guerra… cuando viajé por primera vez al extranjero en 2006 y le decía a la gente de dónde era lo único que asociaban con Rusia era la nieve, los osos y el crimen organizado”. 

La guerra ha creado en los dos algunos conflictos de conciencia: “He estado pensando en la idea de culpa -dice el artista-. Como ruso, me siento culpable. Al mismo tiempo, estoy en contra de la idea de culpa colectiva, porque creo que te impide afrontar tu culpa personal. ¿Me siento personalmente culpable? No lo sé”. En todo caso “espero que el ejército ruso pierda la guerra”. Para la periodista ucraniana” el odio hacia los rusos se ha convertido en odio contra nosotros mismos… hay peleas entre quienes se han quedado en Ucrania y quienes vuelven ahora de la Unión Europea, a los que se acusa de ser débiles”. 

No es fácil vivir en Kiev en estos tiempos asendereados. Cuando ella regresa su domicilio desde Dinamarca se encuentra con una realidad bien distinta: “las noches ucranianas no son tranquilas: sobre las tres o cuatro te despiertan las sirenas, luego oyes un bombardeo intenso en algún lugar cercano y después ves las defensas aéreas por la ventana; a continuación, si puedes, vuelves a dormirte”.

¿Qué pasará después de la guerra? Para el artista ruso ”primero tendría que darse un cese de la hostilidad hacia Ucrania y la retirada de Rusia de todos los territorios ucranianos; además de reparaciones, reparaciones y más reparaciones… sustituir a todos los miembros del gobierno (ruso), Putin no podría estar en esa negociación. Y Rusia debería disculparse… y participar económicamente en la reconstrucción de Ucrania, aunque sin inmiscuirnos en sus asuntos”. La periodista ucraniana, por su parte, aboga por el entendimiento: “cuando alguien me dice que para que esta guerra acabe hay que destruir Rusia le recuerdo que siempre será nuestro vecino… destruir Rusia no resolverá nada. Es necesario que haya espacio para reconstruir nuestra relación”. En todo caso hay al menos un signo de identidad compartida. Según el innominado artista, “si los ucranianos y rusos tenemos algo en común es el trauma de la era postsoviética”