Un teatro con el cartel de la obra 'Tots els dies arriben'

'Tots els dies arriben': el abuso sexual infantil en el seno de la familia (Gaudí)

“Tots els diez arriben”: el abuso sexual infantil en el seno de la familia (Gaudí) Iñaki Garz propone un análisis sobre la forma en el que descubrimiento del abuso sexual durante la infancia por parte de un familiar puede alterar la convivencia posterior y acabar de forma dramática

En unos tiempos en que ha emergido sin tapujos un tema hasta hace pocos años tabú como es el del abuso sexual de los menores, se ha puesto de relieve una circunstancia colateral harto preocupante y es el hecho de que el mayor porcentaje de situaciones de este tipo lo provoca algún miembro de la propia intimidad familiar. Ello contribuye a agravar las consecuencias de semejante delito porque el sujeto paciente no puede sustraerse con facilidad a la influencia de su agresor y se ve impelido a denunciarlo con mucha mayor dificultad. Iñaki Garz propone una situación de este tenor en “Tots el dies arriben”, un texto teatral que se ha presentado bajo su dirección en la sala pequeña del teatro Gaudí.

Todo empieza en lo que aparenta ser una cena de parejas, herramienta argumental que como nuestros lectores saben ha llegado a constituir un auténtico subgénero teatral. Como en tantos otros textos de este tenor, la relación entre los cuatro personajes se va enrareciendo progresivamente hasta llegar un nudo o clímax que es el que da pie al autor para proponer un desenlace, a ser posible inesperado. ¿Cuál es la novedad de este texto de Garz? Pues que la clave del enfrentamiento radica, más que en la disparidades entre matrimonios, en el descubrimiento de un secreto celosamente guardado durante años por los dos hermanos: el abuso sexual cometido por uno de ellos sobre el otro, algo que altera dramáticamente no solo la convivencia entre los cuatro, sino que conduce a un final trágico.

La actuación de los cuatro intérpretes, Albert Alemany, Lali Barenys, Jenny Beacraft y Pep Miràs, resulta eficaz y convincente y mantiene un tono inicialmente sostenido que se va elevando progresivamente hasta llegar poco a poco a momentos de tensa intensidad. 

Solo nos resta preguntar algo que no queda demasiado claro y es cuál es la diferencia de edad existente entre los dos hermanos, un detalle que habría de determinar la valoración del abuso tanto efectos sicológicos, como penales. Pero, en fin, esto es una obra de ficción y acaso no resulta necesario meternos en excesivos berenjenales cuando de lo que se trata es de denunciar un hecho execrable que con frecuencia permanece oculto.