Un hombre mirando sus calzoncillos

¿Microplásticos en los testículos? Una nueva explicación para la infertilidad

Estos pequeños invasores podrían estar matando a los espermatozoides

Ya sea en nuestro torrente sanguíneo, cerebro o pulmones, ya es habitual que aparezcan fragmentos microscópicos de plástico cada vez que los científicos exploran un nuevo rincón del cuerpo humano. Y los órganos reproductores masculinos no son una excepción.

Una nueva investigación publicada este mes ha confirmado que los microplásticos pueden acumularse en los testículos de humanos y perros, lo que genera más preguntas sobre los posibles impactos de estas partículas en la salud.

Los estudios en animales han demostrado que la exposición a microplásticos puede afectar la calidad del esperma y la fertilidad masculina, pero los científicos aún se encuentran en las primeras etapas de trasladar este trabajo a la salud humana.

"Los microplásticos están en todas partes", dice el Dr. John Yu, toxicólogo de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Nuevo México y autor principal del estudio. "La cuantificación de esos microplásticos en humanos es el primer paso para comprender sus posibles efectos adversos", ha añadido. 

Cuando se dispuso a realizar el estudio, Yu no esperaba que los microplásticos hubieran penetrado tan ampliamente en el sistema reproductivo masculino, dada la estrecha barrera hemato-tejida que rodea esos órganos. Para su sorpresa, el equipo de investigación descubrió una amplia gama y una gran concentración de microplásticos en los testículos de unas dos docenas de hombres y cerca de 50 perros.

Los resultados también pueden ser relevantes para una disminución global bien documentada en el recuento de espermatozoides en los hombres y otros problemas relacionados con la fertilidad masculina. Esta tendencia se ha relacionado con una serie de factores ambientales y de estilo de vida, incluidos ciertos químicos disruptores endocrinos que se encuentran en los plásticos.

El creciente número de estudios como este son "convincentes y deberían ser una llamada de atención para los responsables de la formulación de políticas", dice Tracey Woodruff, directora del Centro de Investigación y Traducción Ambiental para la Salud de la Universidad de California en San Francisco.

¿Cuánto y qué tipo de plástico había en los testículos?

Este es el estudio más grande para medir cuánto de estos microplásticos que impregnan el agua, los alimentos e incluso el aire terminan en los rincones más íntimos de la anatomía reproductiva masculina.

La investigación ha llegado tras un análisis más pequeño, publicado el año pasado por un equipo en China, que detectó microplásticos en aproximadamente media docena de testículos humanos y en el semen.

Para el estudio actual, investigadores de la Universidad de Nuevo México recolectaron testículos de autopsias de personas con edades comprendidas entre 16 y 88 años y de casi 50 perros después de que fueron castrados en clínicas veterinarias locales.

Los perros pueden funcionar como animales "centinela" ante enfermedades y exposición a sustancias químicas nocivas porque están muy integrados en el entorno humano, además la espermatogénesis canina es más similar al proceso humano de producción de esperma que las ratas de laboratorio, dice Yu.

En lugar de intentar contar cada partícula de microplástico, los investigadores pudieron cuantificar la cantidad total de plástico disolviendo todo el tejido biológico y separando los sólidos. Alrededor del 75% de lo que quedó fue plástico.

El polietileno , o PE, representó una gran parte de eso. Es el plástico más utilizado en el mundo y aparece en envases, bolsas y numerosos productos.

Matthew Campen , que ha examinado estas diminutas partículas de cerca, las describe como "pedazos puntiagudos, parecidos a fragmentos" debido a la forma en que se han vuelto "viejos, quebradizos y fragmentados".

"No sabemos qué hacen en el cuerpo", dice Campen, profesor de la Facultad de Farmacia de la UNM y uno de los autores del estudio, "obviamente, las pequeñas partículas pueden alterar el comportamiento de las células".

El cloruro de polivinilo (que se encuentra en las tuberías de PVC) surgió como otro culpable destacado y fue el segundo más común en los testículos de los perros. El cloruro de vinilo está clasificado como carcinógeno y la exposición prolongada, por ejemplo en el agua potable, puede aumentar el riesgo de cáncer.

Es más, Yu y su equipo encontraron una correlación entre un menor recuento de espermatozoides en los testículos de los perros y la presencia de PVC (el análisis no se pudo realizar en las muestras humanas debido a cómo habían sido almacenadas).

También hubo una asociación entre mayores niveles de PVC y disminución del peso de los testículos. Lo mismo se observó con el tereftalato de polietileno , o PET, otra fuente común de plástico, que según investigaciones recientes puede ser perjudicial.