Tamara Falcó y un emoji de duda

Descubre las manías ocultas de Tamara Falcó: café matutino, fobia a las fotos y más

Tamara ha compartido algunas de sus manías más peculiares, revelando así facetas menos conocidas de su personalidad

La familia Preysler es conocida por sus rituales meticulosos y sus exquisitas preferencias en todos los aspectos de la vida, un legado que parece haber dejado una marca profunda en la vida de Tamara Falcó, hija de Isabel Preysler.

Desde su participación en un reality show hasta sus entrevistas en programas de televisión, Tamara ha compartido algunas de sus manías más peculiares, revelando así facetas menos conocidas de su personalidad. Estas son las más sorprendentes: 

  • Evitó durante un tiempo las rayas del suelo: Aunque solo fue una fase de su infancia, Tamara Falcó admitió que solía evitar pisar las rayas del suelo, emulando al personaje interpretado por Jack Nicholson en la película "Mejor Imposible". Sin embargo, pronto se dio cuenta de la dificultad que esto implicaba y optó por encontrar una solución más práctica.
  • Café imprescindible por la mañana: Una de las manías más arraigadas de Tamara es su necesidad de tomar café nada más levantarse. Para ella, el día no puede comenzar sin esta indispensable dosis de cafeína.
  • Fobia a posar para fotos: A pesar de su presencia en la televisión y su colaboración en programas como "El Hormiguero 3.0", Tamara confesó su incomodidad al posar para fotografías. Su inquietud y su tendencia a gesticular la convierten en una modelo poco convencional para los fotógrafos.
  • Repudio al olor del metro: Aunque sorprendió a muchos al revelarlo, Tamara Falcó admitió su aversión al olor del metro, especialmente después de cierta hora del día. Sus comentarios sobre la necesidad de ventilar el metro después de las tres de la tarde dejaron a más de uno boquiabierto.
  • Cambio constante de la disposición de los objetos: Una de las manías más evidentes de Tamara es su tendencia a cambiar constantemente la disposición de los objetos en su hogar. Desde que se mudó, encuentra placer en reorganizar su espacio, a veces pasando horas cambiando la ubicación de candelabros y otros elementos decorativos.

Estas curiosas manías ofrecen una visión más íntima de la vida de Tamara Falcó, revelando aspectos de su personalidad que van más allá de su imagen pública como miembro de la alta sociedad española.