Pedro Sánchez con el gesto serio en el Congreso

Las tribulaciones de un presidente profundamente enamorado

Mi percepción personal, como profesor conocedor de las técnicas de comunicación no verbal, es que le creo

Participé de forma muy activa en la campaña de apoyo a Pedro Sánchez en las  primarias de 2017. 

Una foto de la campaña primarias 2016, Sánchez contra Susana Díaz
Una imagen de la campaña de las primarias socialistas de 2016 | Javier Marín Vázquez

Me he leído sus 2 libros sobre las capacidades de resiliencia que debe tener un  líder, y precisamente por eso, no alcanzo a entender su confesión pública respecto a la debilidad en su talón de Aquiles, Begoña. Debilidad política que le  ha llevado a tomarse 5 días de asuntos personales para reflexionar con ella sobre  si deja su cargo de Presidente del Gobierno de España; lo somete a plebiscito  público, o el lunes sigue como si tal cosa. 

Vaya por delante mi percepción personal, como profesor conocedor de las  técnicas de comunicación no verbal, respecto a que le creo. Creo que  no va de farol, que dice en serio que está reconsiderando su continuidad, o no.

Sánchez, en el Congreso
Sánchez, en el Congreso | Javier Marín Vázquez
Sánchez, en el Congreso
Sánchez, en el Congreso | Javier Marín Vázquez

Las fotos de su cara ayer en el Congreso son muy elocuentes: Mandíbulas rechinando, ojos  hundidos y rostro descompuesto. En este caso, la cara sí era el espejo del alma y pocos actores, aún laureados con Óscar pueden impostarla. 

Pero vayamos a los hechos, al detonante que le ha hecho explotar. Un pseudo sindicato de extrema derecha, que ha sido encausado por prácticas mafiosas de  extorsión, sin ningún tipo de reconocimiento social, presenta una denuncia, que habiendo sido admitida a trámite de forma inicial, no aporta prueba alguna  ni indicios racionales de criminalidad como para que prospere. ¿Y eso es  todo? ¿Ese es un motivo suficiente para que todo un Presidente de  Gobierno, que aspira a pasar a la Historia como gran estadista, tire  la toalla? No cuadra. No es justificable. No responde al presunto sentido de la responsabilidad atribuible a cualquier jefe de gobierno. 

En mis cursos sobre Técnicas de Organización y Liderazgo, explico la  respuesta que le dio Felipe González a José L. Rodríguez Zapatero,  cuando, acompañado de la que había sido secretaria personal de  Felipe, Trinidad Jiménez, le acompaño “al jardín de los bonsáis” en  2001 para preguntarle: ¿Felipe, tú crees que yo tengo madera de líder, que puedo llegar a ser Presidente del Gobierno? Y González, con formas displicentes – él había apoyado a Almunia-, sin dejar de regar sus bonsáis y sin mirarle a la cara, le contestó: “Para ser líder hacen falta 3 fortalezas;  fortaleza física, fortaleza moral, y fortaleza ideológica. Mira en tu  interior y responde tú mismo” 

La fortaleza moral hace referencia al consabido “al que destaca, se le ataca”.  Es decir, si alguien no asume que cuando más arriba esté en un puesto de  responsabilidad, -profesional o político- mayores serán los ataques que recibirá,  mejor que no se presente para promocionar. 

A Pedro Sánchez se le ha adjetivado de todo: Duro, imperturbable, cínico,  mentiroso, cainita, o “killer de la Moncloa”, entre otras lindezas, y lo peor de esas críticas no es que vinieran del adversario político –eso va de suyo- es que le  han venido como “fuego amigo” desde dentro de su propio partido.  Él las ha sorteado y soportado con estoicismo, inasequible al desaliento, y sobre ese perfil público autoconstruido, ha pontificado con 2 libros: Manual de resistencia y Tierra firme. Y ahora por un “quítame aquí estas…denuncias” ¿Tira la toalla? Insisto no es creíble que esa sea la única causa. Falta un móvil. 

Si con su actitud, poniendo el foco sobre ese nimio asunto, creía que  lo desactivaría, ha generado justo lo contrario, ha avivado el fuego. No ha tenido en cuenta el viejo aforismo: “Excusatio non petita, accusatio  manifesta”. Hoy es cabecera de la prensa nacional e internacional, y todos se  preguntan lo mismo: ¿Es esa una causa suficiente para plantear una  posible dimisión. ¿Sigue faltando un móvil más creíble? 

Ahora no podrá evitar que las inferencias sobre las causas reales suban como la  espuma. En Técnicas de Comunicación Social utilizamos una metáfora: “La  comunicación política funciona como la ley de vasos comunicantes; lo que  no explicas tú, debiendo hacerlo, lo inferirán los otros”, es decir se lo  inventarán, porque el ser humano funciona con certezas, si no tiene una  explicación seria, coherente o mejor científica, sobre el origen del universo, se  inventará una, o múltiples explicaciones, a las que llamará religiones, y si son increíbles  para el razonamiento humano las bautizará como dogmas de fe. 

Y motivos para inferir sobre explicaciones debidas y no dadas, hay muchos: Hassan,  Marruecos, Argel; Pegasus y en medio, los servicios de inteligencia israelíes, entre otros  muchos. 

Esto no ha hecho más que empezar, dará para una serie de muchos capítulos. El lunes, más.