Un policía lleva un nivel en llamas durante una protesta en Jerusalén contra el gobierno religioso de derecha del primer Ministro Benjamin Netanyahu

Netanyahu: un loco, un asesino

Los ataques a los tres coches no tienen nada de inocente: son un aviso serio a los cooperantes que aún siguen prestando ayuda

En la madrugada de este martes se conocía la triste noticia de la muerte de siete cooperantes de la ONG World Central Kitchen del cocinero español José Andrés, tras el brutal bombardeo del ejército Israelita sobre los tres vehículos en los que iban las personas fallecidas, cuyo único objetivo era repartir comida a los miles de palestinos que están sufriendo la hambruna injustificable impuesta por el primer ministro Netanyahu al prohibir la entrada de alimentos en Gaza. Las consecuencias de las prohibiciones  se pueden ver en los cientos de imágenes que nos llegan a diario de la situación extrema en la que se encuentran: niños desnutridos que mueren, madres que lloran desesperadas ante la impotencia de no poder dar de comer a sus hijos. Muertes por doquier, una sinrazón que no tiene justificación alguna.

Ante la repulsa que han causado estos asesinatos, Netanyahu ha salido explicando que el Ejército israelí mató de forma "no intencionada" a los siete trabajadores humanitarios. Es la excusa para no reconocer que sí había sido intencionado. La ONG ha declarado que habían comunicado al Ejército israelí los movimientos del convoy, cuyos vehículos llevaban los logos visibles de la ONG. El ataque se produjo cuando los tres vehículos y sus ocupantes abandonaron su almacén, donde habían depositado más de 100 toneladas de alimentos llevados a Gaza por la ruta marítima y que iban a ser distribuidos a las personas que se encuentran en la zona.

Los ataques a los tres coches no tienen nada de inocente: son un aviso serio a los cooperantes que aún siguen prestando ayuda. 

José Andrés ha suspendido la ayuda humanitaria tras encontrarse desolado por lo sucedido. Las reacciones no se han hecho esperar y se le pide al gobierno israelí explicaciones del suceso. Dentro del país también han surgido - desde hace ya tiempo- voces críticas contra Netanyahu, al que le piden que dimita. Las protestas contra el primer ministro y su gobierno han ido en aumento. Voces que critican la política bélica de Netanyahu y su falta de diálogo para llegar a la paz.

El asesinato de los siete cooperantes es otra de las líneas rojas que viene cruzando  el mandatario israelí, que ha convertido esta guerra contra los palestinos en un exterminio. La situación ha llegado a un límite en el que se hace necesario parar la locura de este primer ministro cuyo objetivo no es vengar los muertos o rescatar a los rehenes que retienen los terroristas de Hamas, sino hacer desaparecer a toda la población.

Tengo amigos israelíes con los que me identifico. He viajado a Israel en varias ocasiones, lo que no quiere decir que excluya a los palestinos a los que siempre he respetado y considero que tienen derecho a un país propio, sin tutelas, sin robos de tierra por parte del gobierno de Israel. Considero que las  actuaciones del ejército mandado por Netanyahu deben terminar, es un genocidio lo que se está haciendo contra el pueblo palestino. 

Todos condenaron los ataques de Hamás el 7 de octubre del 2023 al Kibutz de Kfar Aza, donde agredieron y mataron sin piedad a todas las personas que se encontraron en su camino y se llevaron rehenes, algunos de los cuales murieron en el encierro, y otros siguen secuestrados sin conocer si están vivos o muertos. Que Hamás es un grupo terrorista que condiciona al pueblo palestino es sabido, ahora bien, lo que ha venido a continuación no se justifica. Netanyahu se ha vuelto loco, es un asesino al que hay que detener para que no siga su particular cruzada de exterminio. El pueblo que se dice elegido `por Dios” - creo que Dios no hace distinciones- debe salir a la calle y pedir que se marche, y que sea juzgado por crímenes de guerra.  Netanyahu es un loco, un asesino.  Esta madrugada de martes ha sumado siete cooperantes más a la larga lista de asesinatos, ¿Cuántas personas más tienen que morir para que el horror termine?