El caso Barçagate ha alcanzado un punto crítico con la instrucción a punto de cerrarse definitivamente en poco más de dos meses.
En medio de esta fase crucial, surge una acusación alarmante por parte del bufete Molins Defensa Penal, que denuncia la presunta intervención indebida de Mossos d’Esquadra en la investigación.
Según han revelado, los Mossos recurrieron a métodos controvertidos como pinchar teléfonos de abogados, interceptar correos electrónicos privados y realizar investigaciones prospectivas... todo ello sin autorización judicial.
Este incidente, expuesto por el bufete afectado, destaca como un episodio inusual que arroja luces sobre posibles actos de prevaricación.
Se ha vuelto evidente que dentro del Barçagate, las acciones de Mossos han superado los límites procesales, buscando pruebas en correos electrónicos, grabaciones y conversaciones de WhatsApp no relacionadas con la investigación principal.
Esta práctica se ha mantenido a lo largo de casi cuatro años de instrucción, sin producir avances significativos en favor de la acusación contra Josep Maria Bartomeu.
Ahora, con el cierre inminente de la instrucción, las prisas y la ansiedad parecen dominar a Mossos, quienes intentan construir una argumentación sólida para sostener los presuntos delitos ante la jueza.
Sin embargo, estas intervenciones de los Mossos reciben una atención mediática desproporcionada cuando se introducen en la instrucción.
Por ejemplo, la reciente denuncia del despacho Molins Defensa Penal apenas ha recibido cobertura mediática, a pesar de las graves acusaciones de vulneración del secreto profesional y posibles actos de prevaricación por parte de Mossos.
Este patrón de comportamiento sugiere una politización del caso desde sus inicios, con el objetivo inicial de desgastar la presidencia de Bartomeu y luego, durante la campaña electoral de 2021, para respaldar la figura del candidato Joan Laporta.
Resulta notable que, a pesar de las promesas de Laporta de presentar pruebas comprometedoras contra Bartomeu, la directiva actual no ha aportado tales pruebas a la causa.
Esto plantea interrogantes sobre si no las han encontrado, si ya han cumplido su propósito político, o si simplemente prefieren dejar que Mossos continúe con la investigación.
Las acciones de Mossos, denunciadas por su irregularidad, y la falta de pruebas contundentes por parte de la actual directiva plantean dudas sobre la integridad y el propósito real de la investigación. Mientras tanto, la sombra del escándalo Barçagate continúa proyectándose sobre el panorama político y deportivo de Barcelona.