El espectáculo "Alegría" de Cieque du Soleil

El Cirque du Soleil celebra el 25 aniversario de “Alegría”

Treinta años después de su estreno vuelve “Alegría”, un clásico del Cirque du Soleil que ha levantado de nuevo su carpa en L’Hospitalet de Llobregat

Pocas veces adquiere el circo una más cabal definición como “el mayor espectáculo del mundo” que cuando nos referimos al Cirque du Soleil. Para los que nos iniciamos desde niños en las artes parateatrales gracias los pequeños circos que recorrían la geografía de nuestro país siguiendo el calendario de las fiestas mayores y nos sumergimos en su magia de la mano de los Amorós Silvestrini, los Hermanos Tonetti, Ángel Cristo o el Circo Mundial de Feijoo y Castilla, contemplar una carpa que pesa 2.000 toneladas y que deben trasladar 85 trailers, nos impone un gran respeto. Con sus diecinueve metros de altura y 51 de diámetro, sostenida por medio millar de postes y cuatro torres de 25 metros, ponerla en pie en el solar de la Travesía Industrial de L’Hospitalet de Llobregat ha exigido la colaboración de 65 operarios.

En esta ocasión el Cirque du Soleil propone un revival que constituye, de hecho, un espectáculo completamente nuevo. Porque “Alegría”, que tal es su título, es un show dirigido por Gilles Ste-Croix que, estrenado en 1994, se mantuvo de gira hasta 2013 y regresa completamente renovado. Al igual que en todas las funciones del Cirque du Soleil, cuenta un reparto internacional de 54 primeras figuras procedentes de diecinueve países diferentes, aunque la plantilla global que hace posible el espectáculo está formada por un amplio colectivo que incluye técnicos, iluminadores, escenógrafos, maquilladores, vestuaristas, acomodadores, vigilantes, taquilleros y un largo etcétera que supera largamente el centenar.

Los actores del Cirque du Soleil
En esta ocasión el Cirque du Soleil propone un revival | Pablo Ignacio de Dalmases

Francis Jalbert, su portavoz, nos explicó que volvían con “Alegría” porque lo había pedido mucha gente, lo que dio lugar a esta nueva versión que se estrenó en Montreal con motivo de su 25 aniversario y en la que, desde luego, no hay en ella ningún artista de los que participaron en la primera función de hace treinta años, aunque sí algunos de los que intervinieron en las últimas.

Sobre una enorme pista “Alegría” ofrece un variopinto abanico de especialidades circenses. Hay un número de barras rusas, ejercicios en rueda, correas aéreas, habilidades en hula hop, una sorprendente contorsionista y equilibrista, baile de fuego, gimnasia acrobática, amén de dos números de trapecios: uno, sincronizado en pareja con correa de sujeción y el otro a cargo de nueve profesionales que vuelan por el aire sin más socorro que la red, actuación que culmina con la máxima brillantez el espectáculo. En el que, desde luego, no falta la presencia ininterrumpida de los payasos, el acompañamiento de una pareja de cantantes y una divertida lluvia de confeti sobre el público. Todo ello expresado con un vestuario imaginativo y magnificente, elementos escenográficos y ambientales impecables que se transforman en un abrir y cerrar de ojos y, por encima de todo, una acusada elegancia y un expresivo sentido poético.