Una pastelería de Terrassa, La Cremosa, ha despedido a un trabajador suyo tras un episodio que ha trascendido en las redes sociales, mediante el cual se ha conocido que se negó a hablar en catalán con una clienta con unas presuntas malas formas.
Todo comenzó cuando la cliente, Meritxell Escudé, compartió su experiencia en el establecimiento a través de un tuit que se hizo viral. En su publicación, Escudé mencionó que tuvo dificultades para comunicarse en catalán con un empleado, quien le señaló que "estamos en España" y que "la primera lengua es el español".
La respuesta de La Cremosa fue rápida. A través de un mensaje en la plataforma de Google Maps, donde la cliente había puesto una reseña de la pastelería, ésta expresó disculpas por el incidente y explicó que habían tomado medidas para abordar la situación de manera efectiva. Entre estas medidas, destacaron la decisión de dar de baja al trabajador involucrado en el episodio para evitar futuros malentendidos o incomodidades similares.
La obligatoriedad de dominar el catalán, en vilo
En Cataluña, a pesar de ser un tema sensible y relevante, no existe una ley específica que obligue a dominar el catalán para trabajar en la atención al cliente. Eso sí, en la práctica, el conocimiento del catalán suele ser un requisito importante en muchos empleos que implican interacción directa con el público. No en todos, pero sí en muchos.
El Estatuto de Autonomía de Cataluña reconoce al catalán como lengua propia de Cataluña y establece que todos los ciudadanos tienen el derecho y el deber de conocerla y utilizarla. Esta disposición implica que, aunque no haya una obligación legal expresa para los trabajadores de la atención al cliente de dominar el catalán, el conocimiento de este idioma es altamente valorado y a menudo se considera un requisito laboral por parte de muchas empresas y establecimientos.