Aureli Argemí, figura prominente en la defensa de las minorías étnicas y las naciones sin estado, así como ferviente defensor de los Països Catalans, murió el pasado 1 de abril a los 88 años. Nacido en 1936 en Sabadell, Argemí dejó una huella indeleble en el ámbito de los derechos humanos y la cultura catalana, compaginando su profunda formación en Teología con un compromiso político y social que lo llevó a desempeñarse como secretario del abad Aureli Maria Escarré durante su exilio.
Su vida, marcada por una dedicación a la causa de las minorías y un profundo vínculo con el monasterio de Montserrat, refleja su incansable lucha por la justicia y la identidad catalana, legado que perdura a través de su obra y el Centro Internacional Escarré para las Minorías Étnicas y las Naciones (CIEMEN), fundación que sigue siendo un faro de esperanza y un punto de encuentro para aquellos comprometidos con los derechos de las minorías en todo el mundo.
Entre sus destacados logros se encuentra la fundación de varios proyectos civiles que han dejado una huella perdurable, incluyendo el emblemático Llamamiento a la Solidaridad. En 1985, tras dejar la vida monástica, se entregó por completo a la labor del CIEMEN, canalizando su energía y pasión hacia la defensa de las minorías étnicas y naciones sin estado.
En reconocimiento a su incansable labor, fue galardonado con la prestigiosa Creu de Sant Jordi en 2016, así como distinguido con la Medalla de Oro de Barcelona, honores que reflejan su contribución excepcional al bienestar de la sociedad y su compromiso con los valores de solidaridad y justicia.