Un fotomontaje de carbón quemando con las banderas del G7

El G7 se compromete a acabar con el carbón en 2035: el pacto que llega tarde

"El fin de la generación de energía a partir del carbón no llegará a tiempo"

Los ministros de los países del G7 acordaron el martes poner fin a las centrales eléctricas de carbón para 2035 con el fin de frenar el calentamiento global. Un acuerdo con mucha publicidad y con poca profundidad que parece poco viable teniendo en cuenta las circunstancias actuales.

Después de dos días de conversaciones en Turín, Italia, los países del G7 (Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Francia, Italia, Alemania y Japón) publicaron un compromiso de “eliminar gradualmente la actual generación incesante de energía a base de carbón en nuestros sistemas energéticos durante la primera mitad de la década de 2030” para conseguir frenar el aumento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

El comunicado marca un hito climático clave para las naciones del G7 que no habían podido llegar a un acuerdo sobre la eliminación gradual del carbón después de varios años de conversaciones. El ministro italiano Gilberto Pichetto Fratin, que presidió la reunión, dijo: "Es la primera vez que se fija un camino y un objetivo para el carbón".

Pero este camino podría tener algunos baches que lo hagan más largo, ya que el acuerdo contempla que aquellos países que dependan en gran medida del carbón, como Japón o Alemania, puedan incumplir el plazo. Para ello, deberán ofrecer la opción de “un cronograma consistente con mantener un límite de 1,5°C” de calentamiento global por encima de los niveles preindustriales.

Además, el objetivo del acuerdo - frenar la emisión de gases de efecto invernadero- podría no ser factible teniendo en cuenta que los mayores consumidores de energía de carbón del mundo, China e India, han seguido construyendo nuevas plantas de carbón a pesar de las advertencias de los expertos. La comunidad científica ha señalado que el 6% de la capacidad de carbón del mundo debe cerrarse cada año hasta 2040 para evitar una emergencia climática. Además, todas las plantas de carbón deberían clausurarse para 2040 –a menos que estén equipadas con tecnología eficaz de eliminación de carbono– si los gobiernos quieren limitar el calentamiento global a 1,5°C.

Un acuerdo que llega "demasiado tarde"

El pacto alcanzado por los miembros del G7 ha sido criticado por muchos sectores por no ser efectivo. Desde Amnistía Internacional han manifestado que"no es el objetivo sobre el carbón que necesitamos, y así no garantizamos justicia climática", ha señalado en un manifiesto  Candy Ofime, investigadora de Amnistía Internacional sobre Justicia Climática.

Desde la organización supranacional han denunciado que "el compromiso llega demasiado tarde". "El fin de la generación de energía a partir del carbón no llegará a tiempo para quienes sufren los peores efectos de la crisis climática. El carbón es una de las fuentes de energía más sucias y su combustión tiene repercusiones inmensas en la salud, sobre todo en los países de ingresos más bajos y entre las comunidades marginadas y a menudo racializadas que están en primera línea de esos efectos en todo el mundo", sentencian en el manifiesto recogido por Catalunya Press.

Asimismo, alertan que este acuerdo no contempla la reducción del "uso del carbón para la producción de acero, que representa alrededor del 30% del consumo de carbón, y el compromiso con la reducción gradual del 'carbón descarbonizado'. Es engañoso" concluyen.