Mujeres levantando el puño celebrando el 8M

El #8M usurpado

En 2023 los asesinatos por violencia machista fueron 102 y llevamos 14 en lo que va de año, pero la posmoizquierda tratando como víctimas a quienes nos agreden y usurpan nuestro espacio

Cual enfermedad que se presenta de forma insidiosa, desde 2016, la queerreligión y sus dogmas de fe del transgenerismo se fueron introduciendo en todas aquellas diferentes asambleas y grupos  feministas que detectaban.

Después de la demostración de fuerza del Feminismo en marzo del 2018, la misoginia y el sexismo, que anidan en las filas de todos los partidos posmoprogres, se pusieron en marcha. Se desataron cual furias del Averno. 

Y, ya sin ningún disimulo las hordas de explotadores reproductivos y sexuales se dedicaron a entrar y arrasar en todos los espacios donde las mujeres feministas presentaban batalla contra los estereotipos sexistas y el patriarcado.

El ejemplo más claro fueron las asambleas de Ca la Dona en Barcelona. Y mientras, la penetración en escuelas e Institutos se hizo sin barreras, auspiciada por los partidos que dicen ser de izquierdas y como en el caso del País Vasco y Catalunya son de misa, capellanes y obispos para bendiciones que retrotraen al siglo XIX.  

Mientras sucedía todo esto nos cruzó una pandemia, al tiempo que un virus letal se instalaba en el Ministerio contra las Mujeres. Ministerio y Consejo de Ministros aprobaron leyes en estos años que, no solo invalidan muchos de los derechos conquistados por las mujeres, sino que van en contra de los mismos. 

Y cuando las mujeres feministas alertaron de la inseguridad jurídica que estaban creando, las intentaron silenciar al grito de privilegiadas blancas más todos los epítetos que nos muestran cómo la misoginia y el sexismo conforman la visión del mundo. La violencia institucional alcanzó sus más altas cotas con Montero y su panda y sigue con la Yolanda del sumar para restar.

Su legado misógino ha quedado muy  patente para toda la sociedad en las consecuencias de la ley del sí es sí. Chapuza legislativa nefasta porque el consentimiento puede estar totalmente viciado y convertirse en una falacia que solo sirve al agresor.

Día a día hemos asistido a la banalización de la violencia contra las mujeres y a la usurpación por la queerreligión y su culto el transgenerismo de  fechas señaladas de su lucha. 

En 2023 los asesinatos por violencia machista fueron 102 y llevamos 14 en lo que va de año, pero la posmoizquierda tratando como víctimas a quienes nos agreden y usurpan nuestro espacio.

La violencia machista del transgenerismo sigue su curso y hoy, la dirección general de derechos LGTBI, que no representa a las personas LGB, ha decidido anunciar que en la fachada del Ministerio de la desigualdad ponen de forma permanente la bandera del transgenerismo desatando la polémica en las redes sociales porque al Feminismo y las Mujeres Feministas no se las silencia fácilmente.

Los días previos al #8M se llenan los medios de noticias que tienen como sujeto a las mujeres para luego pasar a volver a ser breves o ni tan siquiera ser publicadas.

Las instituciones nos felicitan el día como si fuera una efemérides festiva y los actos institucionales parecen el recuento de triunfos olímpicos cuando en las calles las manifestaciones del #8M han sido usurpadas desde el 2019  por la misoginia y el machismo queertransgenerista.

Hay ciudades donde, hoy,  se enorgullecen de que en la cabecera de la manifestación van a ir identidades diversas. Manifestaciones que en estos años han sido perreadas y convertidas en actos de violencia contra las mujeres.

Las mujeres feministas están volviendo a reconquistar los espacios y el #8M, por eso en muchas ciudades hay dos manifestaciones.

La de las Mujeres Feministas, y las de quienes perrean para seguir violentando el espacio público y las leyes en un intento de volver a los siglos oscurantistas donde el conocimiento se sustituía por dogmas de fe y los estereotipos sexistas marcaban el papel de las mujeres en la sociedad. Se va a acabar la usurpación del #8M. Se va a acabar...