Mónica Carrió Esteban posando para una fotografía

Rompiendo muros en el camino por la igualdad

Evidentemente cuando pedí permiso a mis padres me dijeron que eso era un deporte de hombres, que mi cuerpo se deformaría y que me convertiría en un marimacho

Esta mañana he ido a entrenar a un centro deportivo en la ciudad de León, es curioso que hace años estos centros en las ciudades donde el culto al cuerpo no prima estuviera a las nueve del mañana literalmente lleno. 

Es lo primero que me llama la atención del lugar, pero mientras estoy haciendo el calentamiento veo un póster de grandes dimensiones en el que los protagonistas de la fotografía son dos hombres y dos mujeres, que buen reflejo de mostrar la paridad, pero más todavía me llama la atención que las dos mujeres que están en la imagen se encuentran practicando deporte con pesas, además de observar que tienen un físico claramente musculado y fuerte, algo fuera de lo común hasta no hace tantos años. 

Subo en la elíptica y mientras pedaleo recuerdo la portada del Marca de enero de este año.  leo “ADIOS A LA PRIMERA GRANDE” “FALLECE CARMEN VALERO, PIONERA ATLETA OLÍMPICA, una noticia que me entristece. No la conocía personalmente, pero sé que es un gran referente en el deporte femenino, la primera doble campeona del mundo en la especialidad de campo a través y la primera mujer olímpica en Atletismo en Montreal 1976. También me llama la atención el hecho de que la portada del Marca hable de una mujer deportista cuando el noventa y nueve por ciento de las portadas de este periódico deportivo, sin lugar a dudas siempre han mostrado deporte masculino, especialmente futbol. ¿Son señales de que nuestra sociedad está cambiando? ¿Ha concluido nuestra lucha?

Cuando bajo del elíptico comienzo con mis ejercicios rutinarios para mantenerme en forma y veo a mujeres de todas las edades, haciendo deporte, levantamiento de pesas con peso libre, pesas con máquinas y también algunas de ellas, la mayoría, haciendo cardio. 

Hoy, estoy en el gimnasio haciendo deporte para sentirme bien, deporte saludable lo llaman, necesito mover mi cuerpo para poner en funcionamiento las endorfinas, pero haya por el 1987 practicaba baloncesto, en el polideportivo Fontana Mogort con mi hermana Amparo. Entrenaba cada día con el balón en un equipo solo de chicas. Jugaba y me divertía, pero a mí lo que me llamaba la atención era lo que hacían en un pequeño habitáculo que había dentro del pabellón al lado de la pista de básquet, era el ruido de las pesas caer. No sólo levantaban pesas, practicaban halterofilia.  Podía ver a mi hermano Lorenzo realizar la preciosa técnica que tenía mientras alzaba un peso considerable, a él y muchos más chicos, SOLO HOMBRES. 

Un día el entrenador Julián Perea me invitó a entrenar. Evidentemente cuando pedí permiso a mis padres me dijeron que eso era un deporte de hombres, que mi cuerpo se deformaría y que me convertiría en un marimacho. 

Yo era una niña alta y delgada, caminaba encorvada para ponerme a la altura de mis compañeras y un día Julián me enseñó unos ejercicios para fortalecer los músculos de la espalda y el pectoral afirmando que si los realizaba me ayudarían a mantenerme erguida. Esa fue la manera de convencer a mis padres para que me dejarán practicar halterofilia, el comenzar con las pesas para mantenerme recta. Ese día cambió mi vida por completo, encontré mi elemento, mis padres no esperaban que en tan solo un año me acompañarían a mi primer campeonato internacional en la capital de España. Tenía doce años, al año siguiente me becaron por mis resultados deportivos y tuve que dejar mi casa. Compaginar los estudios con el deporte no fue fácil, pero aprendí a organizarme con objetivos claros y con convencimiento de que podría conseguirlos.

Con dieciocho años fui la primera mujer campeona del mundo de la halterofilia española y Alzira me recibió en la plaza del Carbó repleta de gente y por sorpresa me encontré al Alcalde D. Alfredo Gares esperándome en la puerta del Ayuntamiento para entregarme la insiginia de Oro de la ciudad de Alzira.

Ese fue uno de mis grandes logros deportivos, pero sabía que mi mayor sueño no se cumpliría jamás, la halterofilia femenina no era Olímpica así que nunca podría participar en unos Juegos Olímpicos.  Era feliz porque mi hermano había conseguido su clasificación para los Juegos de Atlanta noventa y seis, pero lo hubiera sido más si hubiéramos participado juntos.

En 1997, dos años después de ganar aquel mundial el Comité Olímpico Internacional decidió que hombres y mujeres debíamos representar la halterofilia en la Olimpiadas. De nuevo un objetivo y sueño que alcanzar, me esforcé y sacrifiqué para conseguirlo y en el año dos mil fui la primera mujer junto a Josefa Pérez en competir en los juegos Olímpicos representando el deporte de la Halterofilia. Lorenzo no consiguió clasificarse esta vez, pero Alzira estaría presente en dos Olimpiadas consecutivas, en Atlanta 1996 con un hombre y en Sydney 2000 con una mujer  y además hermanos.

Me retiré del deporte de élite después de cumplir mis objetivos deportivos y me puse a trabajar en lo que más me gustaba, un gimnasio.  En el año dos mil dos, me contrataron para animar a las mujeres a entrar en la sala de musculación. Era gratificante ver como ellas se daban cuenta que el trabajo con pesas hacía mejorar su condición física.

Me encantaba mi trabajo pero quería seguir vinculada a la halterofilia , está vez también animada por Julian ora vez  las palabras “ MONI  HO HAY MUJERES JUECES DE HALTEROFILIA Y NECESITAMOS QUE  detrás de la tarima HAYA MUJERES ARBITRANDO “ tampoco había entrenadoras pero en ese momento el reclamo era de jueces. Así que me aprendí el reglamento  para saber mejor las normas e ir a las competiciones a juzgar.

Conseguí llegar a lo más alto, juez internacional primera, el pasaporte para participar en mundiales y quizá algún día de nuevo a unos juegos olímpicos.

Fui de nuevo la primera mujer que después de su carrera deportiva llegó a un mundial de árbitro. El mundo de la gestión deportiva también se cruzó por mi camino y soy actualmente la presidenta del club Halterofilia Alzira, esto me llevó a la confianza a nivel territorial y nacional y ser la primera vicepresidenta de la Real Federación Española de Halterofilia.

Quizá ahora entendáis por qué me llamó la atención mi observación en el gimnasio esta mañana, hace tan solo treinta años, era impensable lo que he visto y leído. El camino hacia la igualdad real no ha sido ni corto ni exento de esfuerzos personales por parte de las mujeres que lo han recorrido, pero echando la vista atrás no puedo dejar de felicitarme por el cambio social conseguido. ¿Estamos en este año 2024 en plena igualdad hombres y mujeres? ¿Tiene sentido seguir peleando?

Solo empezando desde uno mismo, desde las cosas pequeñas de la vida se consigue articular un cambio tan trascendente y necesario. Animaros a todos a pelear por vuestros objetivos en un marco de igualdad y respeto y quizás en otros 20 años estas palabras suenen a ciencia ficción.