Concurso de Castells en Tarragona

El cambio climático está poniendo en riesgo la tradición de los 'castells'

El proyecto incluye un análisis sobre cómo ha evolucionado la temperatura en las principales jornadas de 'castells'

Un estudio de la Universitat Rovira i Virgili (URV) de Tarragona, a través de la Càtedra URV per a l'Estudi del Fet Casteller, explorará cómo impacta el cambio climático en las 'diades castelleres', ya que el incremento de temperaturas "pueden convertir las plazas en entornos extremadamente calurosos".

Estas jornadas, y especialmente las que se celebran en verano, en horas centrales del día y en espacios abiertos, "se exponen a unas condiciones meteorológicas que pueden comprometer la seguridad de las personas que participan y el éxito de la actividad", informa la URV en un comunicado este jueves.

El proyecto incluye un análisis sobre cómo ha evolucionado la temperatura en las principales jornadas de 'castells' durante las últimas cuatro décadas, y también se identificarán qué condiciones meteorológicas inciden "más" en la realización de la actividad y se elaborarán propuestas.

Los primeros resultados del proyecto indican un aumento "significativo" de la temperatura durante las horas centrales del día en fechas significativas en las 'diades castelleres', como la de Sant Joan en Valls (Tarragona) o la de Santa Tecla en Tarragona.

Estos datos preliminares "subrayan la importancia de desarrollar estrategias de adaptación para asegurar la continuidad de la tradición castellera ante los desafíos planteados por el cambio climático".

Se prevé que los resultados completos del estudio estén a finales de otoño de este año, y la investigación ayudará a la preservación del patrimonio cultural inmaterial y también a "proporcionar datos valiosos para la adaptación de otras actividades culturales".

¿Qué son los 'castells'?

Los castells, una tradición arraigada en Cataluña, son torres humanas que representan no solo destreza física, sino también un profundo sentido de comunidad y orgullo cultural. Su origen se remonta al siglo XVIII, cuando se cree que surgieron en la región de Tarragona como una manifestación de resistencia cultural durante la opresión española. Inicialmente, eran parte de festividades religiosas, pero con el tiempo se convirtieron en eventos sociales y competitivos.

Los castells se construyen mediante una cuidadosa coordinación y trabajo en equipo. Cada torre consta de varias "plantas" de personas, con un tronco sólido en la base y niveles ascendentes más pequeños. La cúspide está coronada por un "enxaneta", un niño o niña que simboliza el futuro y la esperanza. Cada movimiento es coreografiado y requiere un equilibrio perfecto, confianza y sincronización entre los participantes.

Hoy en día, los castells son más que una tradición, son un símbolo de identidad catalana. Se presentan en festivales como el Concurs de Castells de Tarragona, donde equipos compiten por construir las torres más altas y complejas. Además de su aspecto físico, los castells representan valores como el trabajo en equipo, la solidaridad y la determinación. A través de generaciones, han resistido el paso del tiempo, demostrando que la fuerza de una comunidad va más allá de sus cimientos físicos.