Portada libro

La guerra civil española contada por un joven barbero (''Un barbero en la guerra'')

María Herreros descubre el diario que su abuelo escribió durante la guerra civil y lo transforma en una historia

Parece que sobre la guerra civil española se ha dicho y escrito todo, pero lo cierto es que todavía quedan muchos aspectos y testimonios desconocidos que han permanecido ocultos o perdidos en cualquier desván y cuya lectura puede ayudar a las actuales generaciones a comprender mejor cómo fue aquel sangriento enfrentamiento entre conciudadanos de un mismo país.

María Herreros descubrió en cierta ocasión el diario que su abuelo había ido redactando cuando, como soldado de Artillería el Ejército Popular, participó en dicha guerra y lo ha dado a conocer en forma de historia ilustrada (“Un barbero en la guerra”, Lumen) en la que entrelaza la peripecia de su pariente con los recuerdos de la relación personal que mantuvo con él.

A su abuelo le tocó hacer el servicio militar a los 18 años en 1935 en el Regimiento de Artillería nº 5 de Valencia y en el transcurso del mismo se produjo la insurrección militar que provocó una trágica fractura en su propia unidad: ”los capitanes, como los demás jefes y oficiales, eran unos de derechas y otros de izquierdas.

Por lo que no podíamos salir de nuestras baterías por si nos daba por matarnos entre nosotros dentro del cuartel”. Al final se inclinó la balanza en favor de la permanencia al servicio de la República, por lo que el ya cabo participó en numerosas acciones y aunque principalmente vinculado los frentes de Teruel, acabo recorriendo muchas otras zonas de la geografía española.

El texto está redactado con la sencilla forma de expresión propia de un joven con estudios elementales, pero justamente por eso adquiere la fuerza que destila su autenticidad y la viveza con la que se explica. Hay numerosos detalles sobre la vida en campaña, las acciones en las que participó, las sensaciones que experimentó y los miedos que tuvo, la nostalgia por la familia y la novia lejanas. Y, en fin, numerosos testimonios que hablan de las grandezas y las miserias de todo enfrentamiento armado.

Entre éstas, la conformidad del hijo sublevado con el fusilamiento de su padre que posiblemente desde el otro bando le había salvado la vida, o la actitud despreciativa que recibe en la posguerra y en su propio pueblo de “los otros” para quien nunca dejó de ser “un rojo”.

Entre las primeras, las piadosas actitudes de algunos enemigos: así las del capitán y sargento del Ejército Nacional que, en plena desbandada, le aconsejan no ir a Utiel, sino tomar otro camino para no ser apresado, o la del comandante que, obligado con la paz a cumplir de nuevo el servicio militar a sus órdenes después de haber hecho una guerra, y ante los informes desfavorables que le llegan desde su pueblo, decide otorgarle su amparo. Unos hechos que demuestran que la misericordia o la miseria son expresión de la categoría humana de cada cual y no de su bando o su ideología.

“Un barbero en la guerra” revela cómo un sencillo mozo de pueblo como el abuelo de María Herreros tuvo que dedicar cincuenta meses de su vida -más de cuatro años- en el servicio de armas, primero con unos y luego con otros, pero y mantuvo luego silencio sobre aquella asendereada experiencia.

Un silencio que su nieta trata de restañar con esta emotiva historia personal que no será ciertamente un texto esencial sobre nuestra guerra civil, pero que sí ayuda a comprenderla mejor.