El artista Miquel Barceló en un fotomontaje con una de sus obras

La Pedrera presenta la exposición más completa de la cerámica de Barceló

El amor por la cerámica del artista mallorquín le ha permitido crear numerosas obras en la que se refleja su genio como acredita la exposición retrospectiva que presenta La Fundación Catalunya La Pedrera

“La cerámica es la madre de la pintura” afirma el artista mallorquín Miquel Barceló quien añade que también es la forma de expresión artística más duradera. “Cuando desaparecen los imperios, se destruyen las obras de arte y se incendian los palacios y monumentos, queda la cerámica. De la antigua Grecia no se ha conservado prácticamente casi ninguna pintura, pero sí en cambio su cerámica”. Así se manifestó en la presentación de la exposición retrospectiva de su obra en cerámica que bajo el título de “Todos somos griegos”, presenta en el emblemático edificio de viviendas que Gaudí diseñó en el paseo de Gracia y en el que tiene su sede la Fundación Catalunya La Pedrera. Un lugar en el que, tal como le ocurrió mientras creaba su obra para la capilla del Santísimo de la catedral de Palma, se produce un nuevo diálogo entre el artista plástico y el arquitecto.

Todo empezó hace muchos años, cuando el mallorquín no tenía más de 17 y emprendió viaje por España con una amiga. Solamente llevaban como herramienta de trabajo un libro del ceramista Llorens Artigas. Y con dicha guía fueron encontrando las diversas formas de trabajar la arcilla que se llevaban a cabo en diferentes regiones de nuestro país. Luego, más tarde, a mediados de los noventa, se estableció en Mali y descubrió que cuando arreciaba el viento y le era imposible pintar o dibujar, lo único que podía hacer era trabajar con el barro y de este modo surgieron sus primeras terracotas. Más tarde y de regreso a España, creó un taller de cerámica y adquirió una tejería en la localidad mallorquina de Vilafranca de Bonany y que ahora mismo está en proceso de ampliación. Barceló que, prefiere la arcilla cocida con leña, considera que es un material sensible capaz de recoger la caricia de la mano del artista. “En cada pieza queda tu huella, como si fuera la huella de un crimen, algo que no ocurre necesariamente en la pintura”.

La exposición de Barcelona tiene un orden cronológico que se inicia con sus primeras obras malinesas de 1994 y recoge el trabajo desarrollado a lo largo de tres décadas. Un total de ochenta piezas a las que se suman quince pinturas y algunos cuadernos relacionados con las obras expuestas, amén de una escultura en bronce que ocupa el patio de La Pedrera. 

La muestra se complementa con una serie de actividades que tendrán como escenario la ciudad. Así un concierto en el foyer del Liceo con el pianista Alain Planès, la presentación del documental “Barceló, trazos de barro”, una conversación entre el artista y Albert Serra, la visita dialogada “Barceló-Miró. Caminos de libertad”, el concierto de Pascal Comelade en el Palau de la Música, la muestra bibliográfica de Barceló “Por amor a la literARTura” en la Biblioteca de Cataluña, y la jornada Barceló en la Escuela Superior de Música, además de la exposición fotográfica “Toni Catany: retratos y cerámicas de Miquel Barceló”, esta última en Llucmajor.